viernes, agosto 01, 2008

Convoco a las cosas con palabras ajenas -como las del poeta. Porque no alcanzo a ver las horas y su tránsito implacable sobre esta máscara hecha de neblina. Porque mi voz se despeña hasta la sórdida mudez del espanto. Viajo, mil veces viajo desde la sangre abultada de esta tinta al continente blanco donde se fragua la batalla. Porque hay noches en las que me posee un eléctrico estallido y soy relámpago. Ardo y me desprendo.

A veces las palabras consuman el deseo.

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