viernes, agosto 01, 2008

El deseo cruje hasta romperse. Estallo en una hoja –y soy el bosque.

Las palabras son intenciones. Un hallazgo en medio del poema. Rondo la búsqueda. Balbuceo. Nazco del silencio próxima al vacío. No me detengo: Atravieso las palabras. Centrifuga. Incandescente. Despiadada. Ay! (A este grito la va expulsando el silencio). Tú, mí, llegamos tarde. (No me obligues a volver del laberinto).

Sobre mi nombre habita una ciudad desconocida. Un secreto atesorado debajo de la lengua.

Antes de ti, somos esta pequeña muerte. Nadie nos ha escrito, y nos leen.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal