viernes, agosto 01, 2008

De alzheimerianos.

No cicatriz, herida.

Madre reina por un día. Madre sola: sola. De ti salí aquella tarde lluviosa de noviembre, de tu vientre abultado y virginal: no de tu
entraña, once veces abierta y dolorida. (La herida no ha cerrado desde entonces). Todos los llantos fuimos. Todas las guerras. El llanto primero tarde o temprano llorado. Mi lengua de fuego en el flanco ausente de tus ojos. No cicatriz, herida. (El llanto no ha cesado desde entonces).

Madre segunda princesa. Madre sola: sola. La culpa de todas las madres, tu mirada (el odio más oscuro se rumia por la ventana del fregadero). Y mis brazos no te alcanzan. Y tu abrazo no me cubre. Y tú no puedes con el mundo Elvia: no quieres. Elvia madre. Madre angustia. Elvia ausente de sí. Sentir marea. Pensar duele. Mejor huir en la risa, en el llanto, en el grito. O en la alfombra mágica de un pequeño pasaporte blanco o azul de diez miligramos y una receta falsa de un médico falso con remedios falsos -pero piadosos-. Madre reina del kitsch. Madre niña. Madre frágil. Amorosa madre. Madre sola: sola.

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